El papa visitó este domingo el Hogar del Buen Samaritano, en Panamá, un centro que atiende a personas que han contraído el virus del SIDA y donde habló de que la indiferencia también "hiere y mata".
"Estar hoy con ustedes es para mí un motivo para renovar la esperanza. Gracias por permitirlo", dijo Francisco, que este domingo concluye su visita a Panamá, a donde llegó el pasado miércoles para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Ante el personal y los voluntarios de este centro y de otros hogares de asistencia a los más desfavorecido, Francisco explicó que preparando este encuentro pudo leer el testimonio de un miembro de este hogar que le "tocó el corazón porque decía: 'aquí yo nací de nuevo'".
Indicó que este tipo de instituciones "son signo de esa vida nueva que el Señor nos quiere regalar".
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"La indiferencia también hiere y mata"
En este centro, donde el lema es "prohibido morir", Francisco destacó que "el prójimo es sobre todo un rostro que encontramos en el camino, y por el cual nos dejamos mover y conmover de nuestros esquemas y prioridades, y conmover entrañablemente por lo que esa persona vive para darle lugar y espacio en nuestro andar".
Puso el ejemplo de la parábola del buen Samaritano donde se muestra que "la indiferencia también hiere y mata".
"El buen Samaritano, así como todas vuestras casas, nos muestran que el prójimo es en primer lugar una persona, alguien con rostro concreto, real y no algo a saltear o ignorar, sea cual sea su situación. Es rostro que revela nuestra humanidad tantas veces sufriente e ignorada", explicó.
En este lugar se pude percibir, aseguró el pontífice, "el rostro de la Iglesia que normalmente no se ve y pasa desapercibido, pero es signo de la concreta misericordia y ternura de Dios".
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Solo 18 pacientes
Agradeció a los que trabajan en este lugar, a instituciones, voluntarios y bienhechores, y a todos "cuantos hacen posible que el amor de Dios se haga cada vez más concreto y real, mirando a los ojos de los que están a nuestro alrededor y reconociéndonos como prójimos".
La cifra de enfermos con sida en este país, según fuentes sanitarias de 2018, asciende a 29.000 aunque hay que tener en cuenta que la mayoría de los casos no se registra.
Por falta de espacio pueden vivir en el Hogar solo 18 pacientes: 12 hombres y 6 mujeres, y los tratamientos son totalmente gratis y se intenta siempre que el paciente viva este período de su vida de la manera más digna posible, explicaron desde le Hogar.
Durante esta visita, Francisco recibió los regalos de enfermos, niños huérfanos y discapacitados que reciben asistencia en otros hogares gestionados por instituciones católicas en Panamá.
A su salida, un joven enfermo que le entregó algunos dones agradeció al papa su visita y su cercanía ante una sociedad e incluso la propia familia que les "margina".
El papa concluirá su visita a Panamá para participar en la JMJ con el encuentro con los jóvenes voluntarios y después regresará a Roma.